Sigo caminando por su borde, pero ya no miro el fondo, miro sus paredes buscando un camino por el que descender.
A mitad de pared veo un sendero.
Sigo caminando por el borde siguiendo con la mirada ese sendero a mitad de pared, tengo la esperanza de encontrar algún acceso a él.
En un punto el sendero parece desaparecer en la pared.
Continúo caminando por el borde con la idea de que en algún punto reaparecerá.
Al rato el estómago empieza a rugirme por el hambre.
Levando la vista y miro a mi alrededor, veo un bosque frondoso, y a su lado, un acogedor desierto con un bar de carretera sin carretera.
Me dirijo hacía el bosque a ver si encuentro algo de comer, en los bares siempre quieren algo a cambio de un plato de comida y ya solo me queda mi alma.
En los bosques se conforman con que seas capaz de encontrarlo.
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