Estoy sumergido en un oscuro mar, todo a mi alrededor negro,
sé que tengo la cabeza fuera del agua salada porque puedo respirar. De lo que
no estoy seguro es de tener los ojos abiertos. Todo negro. Pero me siento bien,
relajado, todo dolor, todo cansancio, la misma rendición del que se cansó de
vivir, se disipa a mí alrededor.
Marco un punto en el tiempo, o como se diría en idioma
Igbo, un Oge na-aga. Los Oge na-aga son
hitos inventados por mí que me permiten viajar en el tiempo. Hay dos tipos principales
(aunque más bien debo de hablar de estados), los Ntule (de proyección), y los
Nlogachi (de regreso). Los Ntule aventuran un futuro en base a cuestiones a
resolver. Cuando en un futuro resuelvo esas cuestiones viajo al pasado, justo
al momento en que planté ese Oge na-aga. En ese momento el punto pasa de su
estado Ntule (proyección) a un estado Nlogachi (regreso), estado en el que
permanece hasta que es olvidado.
Por lo general estos Oge na-aga son plantados durante un
viaje, pero ocurre a veces, que en estados de mucha intensidad emocional en los
que se plantean una retahíla imposible de cuestiones o una cuestión imposible,
uno de estos Oge na-aga, se planta por
su cuenta.
La pregunta que plantea este Oge na-aga, que ha surgido en
las oscuridad de este pacificador mar, es la siguiente ¿Dónde estaré dentro de
15 años?.
Esta pregunta es de las más recurrentes y pasa con ella que
por habitual, además de proyectar al futuro, y de forma automática, te regresa
a un Oge na-aga en estado Nlogachi de 15 años de antigüedad.
Me encuentro 15 años atrás en mi vida, sigo sumergido en la
oscuridad, estoy tumbado, y una cantidad ingente de agua salada inunda mis ojos
y mi nariz, lo que dificulta la respiración. Siento mucha paz, la que viene
después de la tormenta. Siento el paternal abrazo que por puro respeto y miedo
acojo como sincero.
Tomo una decisión que jamás antes había tomado, me aventuro
por los alrededores del Oge na-aga en estado Enlogachi, espero no perderme. (continuará)
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